23 de junio de 2020
Coordinadora
Patricia María O’Farrill Romanillos
Servicio de Alergia e Inmunología Clínica, Hospital de Especialidades, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social
Aidé Tamara Staines Boon
Fiebre, dificultad respiratoria, disnea, cefalea. Si se trata de un niño, deberá establecerse comunicación inmediata con el inmunólogo tratante para tomar decisiones.
Los pacientes con inmunodeficiencia pueden no presentar una respuesta inflamatoria completa ni picos febriles, a pesar de la enfermedad.
El paciente deberá continuar con la misma aplicación y la misma dosis. No está indicado incrementar la dosis, ni dosis extras como medida de prevención. En caso de recibir inmunoglobulina subcutánea, deberá continuar con la aplicación en el domicilio.
No existe un tratamiento específico, por lo que se aplica el mismo que recibe la población general. El incremento en la dosis de gammaglobulina no modifica la evolución.
Evidentemente los pacientes con enfermedad pulmonar previa tendrán mayores complicaciones e, incluso, posibilidad de morir.
No se ha corroborado hasta el momento.
Está descrito, pero se tienen que valorar los recursos disponibles y comprender que la gammaglobulina destinada a pacientes con IDP no debe derivarse a otros propósitos. La gammaglobulina debe prescribirse a pacientes que cumplan con los criterios de síndrome hemofagocítico bien establecido y siempre utilizarse a peso ideal. El plasma de pacientes convalecientes de COVID-19 se puede emplear con mejores resultados.
Los pacientes en espera para recibir trasplante de médula ósea deberán programarse nuevamente, excepto aquellos con una urgencia real, como inmunodeficiencia combinada severa en malas condiciones generales. El cuidado extremo está indicado en quienes ya recibieron un trasplante, debido a los inmunosupresores. En los pacientes con trasplante y que ya curaron procede el mismo manejo que en la población general.
No, los biológicos no se suspenden.