Resumen
Leímos con interés el artículo de Cano-Salas et al. (1), cuyo objetivo es determinar la carga económica anual de la enfermedad desde una perspectiva institucional, utilizando la clasificación recomendada por GINA, en una cohorte retrospectiva de adultos atendidos en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) de la Ciudad de México. Valoramos el esfuerzo de los autores. Sin embargo, quisiéramos expresar algunas críticas respecto a su trabajo. Los autores señalaron que estimaron el costo utilizando los costos unitarios del INER correspondientes al año 2020, los cuales representan los montos cobrados a los pacientes.
La distinción entre costo y cargo (tarifa) es fundamental en la economía médica, ya que garantiza la consistencia de todos los análisis. El costo se refiere al monto pagado por el productor, generalmente un hospital, por los recursos utilizados durante el proceso de producción, como las consultas externas o la hospitalización. El cargo, en cambio, representa la tarifa impuesta al consumidor, típicamente el paciente, con el fin de que la institución alcance el equilibrio financiero y la solvencia (2). Dadas estas diferencias inherentes, el consumo real de recursos debería utilizarse como la métrica de costo (3).
La asignación directa de costos requiere procesos elaborados de identificación, medición y valoración (4). Los costos directos son desembolsos financieros por recursos directamente relacionados con las actividades médicas, y comúnmente se clasifican como fijos o variables (2,5). Los costos fijos, como la renta y los impuestos, no varían independientemente del nivel de actividad, mientras que los costos variables, como los insumos, aumentan en proporción a la actividad, ya que cada paciente adicional genera costos variables incrementales (6).
Dada la complejidad de la gestión en la estimación de costos, es fundamental comprender las sutiles diferencias entre costo y cargo. En adelante, una comprensión profunda de los costos médicos directos y de las metodologías de asignación es necesaria para realizar análisis financieros precisos y una asignación eficiente de recursos en el manejo de enfermedades crónicas.
Referencias
1. Cano-Salas MC, Miguel-Reyes JL, Sánchez-Trejo K, López-Estrada EC, et al. A et al. Economic burden assessment for the management of asthma patients at Mexico’s National Institute for Respiratory Diseases. Revista Alergia México 2024; 71 (1): 12-22. https://doi.org/10.29262/ram.v71i1.1279
2. Ismail I, Wolff S, Gronfier A, Mutter D, et al. A cost evaluation methodology for surgical technologies. Surg Endosc 2015; 29 (8): 2423-32. doi: 10.1007/s00464-014-3929-4. Erratum in: Surg Endosc 2015; 29 (8): 2433.
3. Finkler SA. The distinction between cost and charges. Ann Intern Med 1982; 96 (1): 102-9. doi: 10.7326/0003-4819-96-1-102.
4. Christou CD, Athanasiadou EC, Tooulias AI, Tzamalis A, et al. The process of estimating the cost of surgery: providing a practical framework for surgeons. Int J Health Plann Mgmt 2022; 37 (4): 1926-1940. https://doi.org/10.1002/hpm.3431
5. Cherif H, Hamza F, Mokaddem S, Ayadi A, Hantous S. Cost analysis of a medical procedure using the full cost method: The example of a trans-thoracic scan-guided biopsy. Tunis Med 2023; 101 (08-09): 693-697.
6. Baker JJ, Baker RW. Health Care Finance: Basic Tools for Nonfinancial Managers. 4th ed. Burlington, Massachusetts: Jones & Bartlett Learning; 2014.

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